Razones para intervenir

Las enormes transformaciones que están aconteciendo en la sociedad contemporánea tienen y tendrán cada vez más en el futuro una clara incidencia en la evolución y rediseño de las políticas sociales, entre ellas las que tratan de ofrecer respuestas más acordes a la creciente necesidad de atención que, paradójicamente, avanza con el progreso social.

Fenómenos como el incremento progresivo de la esperanza de vida, la incorporación masiva de la mujer a la vida sociolaboral, la globalización, la revolución tecnológica, los avances en materia de igualdad y la conquista de nuevos derechos civiles y sociales, están entre los factores que, entremezclados, nos abocan a la necesidad de redefinir, por obsoleta, algunas de nuestras políticas sociales y, en concreto, los modelos clásicos de apoyo a la inclusión social y de atención a personas mayores y personas con discapacidad, especialmente cuando se encuentran en situaciones de fragilidad o de dependencia.

Por tanto, se considera preciso reflexionar en profundidad sobre un nuevo modelo de atención que tenga en cuenta los cambios sociales como los mencionados, y que se fundamente sobre el conocimiento científico disponible.

La atención integral centrada en la persona, modelo que defiende la Fundación, contempla, desde su propio enunciado, dos características que son consustanciales al mismo.

Por una parte, la atención ha de ser integral, lo que requiere el desarrollo de una serie de servicios e intervenciones que van más allá de la prestación clásica de los servicios sociales y que, por tanto, deben articularse éstos con los apoyos necesarios para permitir el desarrollo de los proyectos de vida de las personas en su entorno. Las intervenciones, por tanto, van más allá de la atención sectorial (social o sanitaria) y supera la visión de la coordinación sociosanitaria al apelar a la cooperación de distintos ámbitos implicados en la vida de las personas (formación, empleo, vivienda accesible, atención social, sanitaria, acceso a los bienes culturales y de ocio, participación social y comunitaria, nuevas tecnologías…).

La aplicación y concreción del modelo exige que, precisamente por su carácter de integralidad, se planifiquen las actuaciones a desarrollar adaptándolas a la idiosincrasia de cada territorio y que los planes de atención se realicen de manera participativa con los distintos agentes y actores que pueden cooperar. En cuanto a la intervención de los casos, la atención integral pretende alcanzar una auténtica personalización, pero también la atención coordinada y continuada que requiere el modelo, para lo que resulta imprescindible un acompañamiento profesional que diseñe, coordine y evalúe planes personalizados de intervención que promuevan itinerarios hacia la autonomía y el bienestar de las personas a lo largo de su proceso de discapacidad, dependencia, inclusión social, etc. El/la profesional de referencia a quien se encomiende esta función actuará siguiendo la metodología de gestión de casos, a fin de garantizar la coherencia de los programas, apoyos o servicios de atención y la coordinación de las intervenciones.

Por otra parte, la atención ha de estar centrada en la persona, lo que significa ir más allá de la atención individualizada clásica, ya que además de satisfacer las necesidades detectadas en la persona adaptándose a sus características individuales, estimulan y apoyan que la persona participe activamente en su proceso de atención, cuyo objetivo final es siempre el apoyo para el desarrollo de los proyectos de vida a los que aspire cada persona. Para ello desde este modelo resulta imprescindible conocer su biografía, preferencias y deseos e identificar las capacidades personales, incluso cuando se trate de casos con importante deterioro, y, desde ellas, ofrecer apoyos (incluida la autodeterminación indirecta cuando son otros quienes asumen la representación de las personas no competentes en la toma de decisiones) relacionados con su propio plan de vida. Es decir, se pone en el centro de la intervención a la persona y la garantía de sus derechos, frente a la primacía de otros intereses legítimos como son los de la organización o los de los profesionales, pero que en ocasiones colocan en un segundo término a las personas con las que trabajamos; éstas son el eje vertebrador de las intervenciones profesionales. El fin de la atención es la persona, su dignidad, su bienestar, sus derechos y sus decisiones, sin menoscabo del cumplimiento de sus deberes y la asunción de responsabilidades.

En síntesis, desde el modelo de atención integral centrada en la persona, los servicios formales se constituyen como valiosos apoyos para el bienestar de las personas y para favorecer la continuidad de sus proyectos de vida. Su misión consiste en atender, proteger, mediar, coordinar, ofrecer cuidados, basados en evidencia científica, pero, siempre con el fin último de desarrollar una intervención profesional de calidad dirigida a contribuir a que, quienes precisan apoyos, vivan mejor y puedan participar activamente en su entorno controlando sus propias vidas.

Las exigencias del nuevo modelo, tal como demuestra la experiencia de los países en los que se ha efectuado o que están en el proceso de cambio, comportarán, nada más y nada menos, que un cambio de paradigma que afecta tanto al diseño y planificación de los servicios y programas a desarrollar, como en lo que atañe a la intervención y la praxis profesional.

En España se ha comenzando a debatir este nuevo modelo de atención y a desarrollar algunas experiencias aplicadas del mismo. La Fundación priorizará entre sus actuaciones aquéllas que se dirijan a producir avances hacia el mismo.

Pilar Rodríguez, Presidenta de la Fundación, ha formulado una propuesta de aproximación al modelo para intervenir en áreas como el envejecimiento, la discapacidad o la dependencia. Puede consultarse algunos de sus trabajos en el apartado Documentos de esta sección o en la pestaña “Publicaciones”. También se encontrará en ese apartado publicaciones o colaboraciones de otros miembros del Patronato y de otros expertos en la materia.

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Proyecto AICP.COM

Proyecto impulsado por la Fundación Pilares junto a Lares Asociación y financiado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con Fondos Next Generation que desarrolla actuaciones innovadoras para avanzar en el cambio de modelo de cuidados de larga duración de personas mayores en situación de dependencia o fragilidad.  La implementación de este proyecto tiene dos ámbitos:

  • Residencias
  • Domicilios y Entorno Comunitario

 

AICP.COM Residencias

El modelo AICP aplicado a residencias supone pasar del modelo “institución” al modelo “hogar” abierto a la comunidad y convertirlas en “pequeñas unidades de convivencia”.

AICP.COM Domicilios y Entorno Comunitario

La aplicación del modelo AICP en la atención domiciliaria permite evitar institucionalizaciones innecesarias mediante una serie de prestaciones y apoyos consensuados con la persona y las familias.

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Qué hacemosAtención integral centrada en la persona
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