Sociedad en general
El edadismo es una forma de discriminación social por cuestión de edad que afecta a muchas personas mayores. Una de las formas de edadismo más extendidas es el uso inadecuado del lenguaje. Las palabras que utilizamos proceden de lo que pensamos y sentimos, de nuestros estereotipos y prejuicios.
En la Fundación ”la Caixa”, trabajamos cada día para estar al lado de las personas mayores siendo conscientes de todo cuanto pueden aportar a la sociedad y poniéndolo en valor. Por ello, con el fin de reflexionar sobre las palabras y expresiones edadistas y dejar de utilizarlas, hemos creado el Glosario sobre edadismo, subrayando el valor incuestionable que tienen todas las personas mayores.
En Europa la población está envejeciendo. A medida que el porcentaje de personas mayores crece, se prevé un aumento de las necesidades de cuidado. En la actualidad, el cuidado se centra principalmente en aspectos médicos y físicos; sin embargo, la vejez también es una parte esencial de la vida humana, con los cambios sociales, culturales y espirituales que conlleva. Por esa razón, se necesita un cambio innovador de paradigma, que plantee un enfoque positivo del envejecimiento. Es necesario modificar la perspectiva con la que se abordan las necesidades sociales, la necesidad de significado y el potencial de las personas mayores.
El objetivo del proyecto SeeMe es mejorar la calidad del cuidado que se ofrece a las personas mayores, aumentando el conocimiento sobre sus necesidades y ampliando las capacidades o competencias de los diversos grupos de personas cuidadoras para responder a dichas necesidades.
En concreto, se hace especial hincapié en el hecho de que las competencias de las personas que ofrecen cuidados no estén solo relacionadas con los cuidados físicos o médicos. Es decir, se trata de VER a la persona detrás del paciente, de VER las necesidades sociales y la necesidad de significado, de VER los talentos y los sueños de las personas mayores, en lugar de prestar atención solo a sus necesidades -físicas o médicas -. De esa forma, el proyecto SeeMe contribuye a la inclusión social de las personas mayores.
En este informe hemos recogido de forma breve una amplia revisión de la bibliografía, un estudio empírico y seis «buenas prácticas» SeeMe
Cuando hablamos de demencias en general, es muy frecuente hablar también de alteraciones en la conducta. Estas aparecen en un 50-80% de las personas diagnosticadas de demencia en cualquiera de los estadios de la misma.
Los síntomas psicológicos y conductuales en la demencia son alteraciones que suelen generar un gran sentimiento de frustración y sufrimiento tanto para la propia persona como para la familia/cuidador, ya que estos pueden ser determinantes en la progresión de la enfermedad y/o grado de dependencia.
Este material, en formato guía, analiza y explica de manera breve, los síntomas psicológicos y conductuales más habituales así como las recomendaciones basadas en los cuatro grandes pilares en los que debemos basar los cuidados: el espacio en el que vive la persona, como le ayudamos en el autocuidado, el modo en el que nos comunicamos con ellos y como fomentamos la ocupación como algo terapéutico. A través de un adecuado abordaje de los mismos seremos capaces de lidiar mejor con estas situaciones.
Este informe titulado “Envejecimiento activo y de valor” incluye desde la propuesta teórica que sirve de marco, el análisis de datos existente en este ámbito, hasta los elementos relevantes de las políticas públicas desarrolladas con el fin de promoverlo y experiencias de interés que han sido puestas en marcha en diferentes territorios. Se trata así de un despliegue de resultados en torno al tema basados en fuentes de datos secundarias de encuestas desarrolladas a diferentes escalas territoriales.
El primer bloque del documento se adentra en aspectos relacionados con la conceptualización del término envejecimiento activo, ofreciendo un listado de principios que emanan de la incorporación del paradigma AgeingWell de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El segundo capítulo, denominado “Datos”, se organiza en torno a seis grandes bloques: Empleo; Jubilación; Arte, ocio y consumo; Aprendizaje permanente; Voluntariado y participación ciudadana; Uso de TICs.
A continuación, un tercer capítulo titulado “Estrategias políticas” incluye los resultados de una revisión de políticas públicas territoriales, estatales e internacionales desarrolladas en los últimos cinco años con el fin de promover el envejecimiento activo y de valor.
Para concluir, el material ofrece una recopilación de algunas experiencias prácticas, proyectos e iniciativas que ponen en marcha el concepto.
La serie de Informes temáticos realizados en el marco del proyecto SIA (Sistema de Inteligencia avanzada) de Fundación Adinberri, tienen como objetivo realizar un análisis en profundidad de temas específicos dentro de los ámbitos de oportunidad que define esta Fundación. Estos informes se conciben como herramientas para la identificación de tendencias en el ámbito del envejecimiento en Gipuzkoa.
La soledad se define como una “condición psicológica debilitante caracterizada por una profunda sensación de vacío, inutilidad, falta de control y amenaza personal” (Cacioppo et al. 2010; p.453. Esta experiencia se ha visto asociada con consecuencias negativas en la salud física y mental de quienes la padecen (Cacioppo & Cacioppo, 2018; Lim et al., 2020; Ong et al., 2016) incluyendo una mayor mortalidad en quienes reportan puntuaciones más altas de soledad (Luo, et al., 2012). Existen algunos factores que se asocian con mayores niveles de soledad. En estudios de revisión previos estos factores se han agrupado en tres: demográficos, de salud y socioambientales (Heinrich y Gullone, 2006; Lim, Eres y Vasan, 2020). Siguiendo esta clasificación, se presentan a continuación algunos de los factores de riesgo incluidos en cada categoría: Factores demográficos, Factores de salud, Factores socioambientales.
There is a need to redefine and improve the treatment and care given in residences for the elderly from a non-pharmacological perspective that fosters person-centred care. In particular, the psychological and behavioural symptoms associated with dementia require a multidisciplinary evaluation to design appropriate interventions. The objective is to evaluate behavioural disorders in a group of residing elderly people and analyse whether the gender of the participants influences the presence of these behaviours. In the methodology, the group is consisted of 450 people, 73.6% women and 26.4% men with an average age of 86.82 (WD=8.22). The results show that women have a greater risk of presenting behavioural disorders. Men tend to present higher levels of anxiety, lack of inhibition, sleeping disorders, and loss of appetite; while women present more affective symptoms such as anxiety, euphoria, or apathy, or more psychotic symptoms such as delusions and hallucinations, and more aberrant motor behaviours. This influence is only significant for delusions and aberrant motor behaviour. The discussion and conclusions of the study show that gender influences behavioural disorders. This type of research work is very scarce because may be of great interest to develop and improve preventive strategies and non-pharmacological use of these symptoms in residence for the elderly settings.
La pandemia se ha extendido por los cinco continentes en solo unos meses tras los primeros casos de COVID-19 aparecidos en China en diciembre de 2019. La respuesta ha sido desigual en las diferentes comunidades autónomas espa nolas. Los recursos, los equipamientos han tardado en llegar y el coronavirus ha afectado a miles de personas. Definida por la OMS como una pandemia mundial, la COVID-19 afecta a todas las personas, pero no a todas por igual. Existen grandes brechas tanto en los riesgos en la salud como en el acceso al tratamiento asociadas a la edad. Las personas mayores son un grupo especialmente vulnerable ante la enfermedad producida por el SARS-CoV-2 que presenta un peor pronóstico, por su comorbilidad, los síndromes geriátricos y la fragilidad asociada al envejecimiento1, habiendo sido definida la pandemia como una emergencia geriátrica2.
The confinement caused by the current COVID-19 pandemic protects physical health, but in turn, has a long-lasting and far-reaching negative psychosocial impact; anxiety, stress, fear and depressive symptoms. All of these have a particular impact on vulnerable older people, putting them at serious risk of loneliness. Women report feeling lonelier than men, affecting women to a greater extent. The present study aims to analyze the efficacy of an integrative reminiscence intervention in older women living in nursing homes to reduce the effects of loneliness and depression after COVID-19. 34 older women living in nursing homes are included into study and were divided into intervention group (N = 14) and control group (N = 20). Results showed a significant reduction in perception of loneliness, depression and better positive affects, after the intervention. The pandemic has not yet finished and the most affected group has been the people living in nursing homes. These results show the need for evidence of interventions that can help the recovery of these people who have been so affected. The effects of loneliness during confinement and its psychological effects can be mitigated through such programs.
Las rutas son un conjunto de consideraciones, acciones y elementos, refrendados por el conocimiento existente y validados por la experiencia aplicada, sobre contenidos clave de este enfoque para hacerlo efectivo en los centros y servicios.
Pretenden facilitar de una forma flexible itinerarios de progreso. Su finalidad es orientar a los centros, servicios y equipos en el camino hacia una atención centrada en las personas, respetando una estrategia propia y apoyando que las diversas trayectorias tengan la necesaria globalidad y la clara orientación que debe caracterizar el avance en este enfoque de atención.
¿Por qué una ruta de Buen Trato?
El Buen Trato es una cuestión nuclear para una atención centrada en las personas, algo que se tiene claro cuando se entiende que cuidar significa acompañar vidas que merezcan la pena ser vividas, siendo, el cuidado, mucho más que un conjunto de tareas procedimentales.
Esta ruta basa sus recomendaciones en las consideraciones básicas para hablar de Buen Trato en los cuidados de larga duración:
• El buen trato parte del reconocimiento de la dignidad de toda persona.
• Cuidar es acompañar vidas. El cuidado es una oportunidad para facilitar una buena vida, una vida con sentido.
• El buen trato implica atención integral y siempre personalizada.
• El buen trato conlleva proteger a la persona equilibrando objetivos de seguridad con bienestar.
• El buen trato solo se consigue cuidando las relaciones entre las
• personas que participan en el cuidado
Es necesario concretar en qué consiste en Buen Trato y cómo se desarrolla el buen trato cuando cuidamos a personas en la atención cotidiana, y, por otro lado, es necesario tener muy presente que el cuidado se sustenta en marcos relacionales donde profesionales y familias somos quienes generamos los entornos que facilitan el respeto a la dignidad y la promoción de la autonomía.
“El buen trato solo es posible en los entornos donde las personas, todas, se tratan bien”
Si la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedades, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, (OMS), quienes trabajan con personas en situación de dependencia no pueden actuar incidiendo sólo en uno de los tres aspectos señalados por la OMS. El bienestar y la calidad de vida de estas personas va a depender tanto del cuidado de la salud física y psíquica como de su presencia activa en la vida comunitaria. En definitiva, se trata de cambiar el enfoque centrado en el servicio que se presta y ponerlo en la propia persona atendida, teniendo en cuenta su biografía, sus vínculos emocionales y sus proyectos personales. La coordinación de los servicios sanitarios y sociales es una oportunidad para hacer realidad el modelo de Atención Integral Centrada en la Persona.
Las mujeres, en general, sufren ciertas desventajas en el mercado laboral respecto a los hombres provocadas, en gran parte, por su rol de cuidadora de hijos y otros familiares, como son la contratación a tiempo parcial, el desarrollo de la doble jornada laboral, la brecha salarial y la brecha prestacional. Cuando a esta circunstancia se añade otra como la discapacidad se multiplican las posibilidades de sufrir discriminaciones en el desarrollo de la actividad laboral. La primera desventaja es la alta tasa de inactividad de las mujeres con discapacidad, provocada principalmente por la falta de formación y de información. Pero, incluso, cuando acceden al mercado de trabajo, no se benefician de los efectos de los incentivos que promueven especialmente su contratación y sufren una doble brecha salarial (por ser mujeres y por ser personas discapacitadas). Todas estas condiciones influyen negativamente en el reconocimiento de las prestaciones contributivas, y cuando acceden a las pensiones, lo hacen con importes insuficientes. Es por esto que, consecuentemente, las mujeres con discapacidad son las beneficiarias más usuales de las prestaciones no contributivas.