Instituto de Trabajo Social y Servicios Sociales (INTRESS)
La rueda de la AICP es un método visual que se elabora mediante un círculo que debe ser dividido en las dimensiones del modelo AICP. Una vez l@s profesionales contestan el cuestionario online, se recogen todas las puntuaciones y se obtiene una media de cada una de las dimensiones, y al unir los diferentes puntos se obtiene una forma, que informa sobre el equilibrio o falta de él, en nuestro modelo de atención.
Posteriormente ya en equipo, seleccionamos las dimensiones sobre las que comenzaremos a trabajar (mapa de ruta) y establecemos unas acciones (ficha de acciones), obteniendo un plan que guíe nuestra acción. Es importante recalcar que la rueda AICP no es meramente una herramienta informativa y analítica, sino que su cometido está orientado hacia la motivación, dirección y acción en la consecución de metas del equipo y que facilite la participación también de las personas usuarias y familias.
En el 2021 hicimos una investigación sobre si la rueda coincidía según el grupo de interés que respondiera, participaron personas usuarias, profesionales y familiares.
Prepararse un café o una infusión mientras lees un libro, o le cuentas confidencias a un/a compañero/a, son pequeños placeres cotidianos que en los centros no se suelen dar de forma espontánea e independiente. Con nuestra Buena Práctica pretendemos ofrecer un espacio donde las personas usuarias del centro se reencuentren con ese momento de tranquilidad, de compartir, etc. y que puedan hacerlo cuando deseen, así como también que ellos/as lo gestionen y adapten a sus preferencias.
La BBPP tiene como objetivo reducir la percepción de la soledad de las personas mayores de la zona mediante el apoyo ofrecido por las persones usuarias del centro, fomentando la comunicación y solidaridad entre iguales con una simple llamada. Otro de los objetivos de la práctica es la de integrar al centro de día como un recurso más comunitario que aporta valor a la comunidad y donde se visibilizan las capacidades de las persones usuarias.
El proyecto pretende trabajar la red de cuidados comunitarios mediante un recorrido donde las personas mayores puedan pasear de forma independiente al tener puntos de cuidado o atención por si los necesita.
Pretendemos una continuidad de los cuidados mediante una atención personalizada en el domicilio de las personas usuarias, donde se reconozcan su identidad propia con actuaciones consensuadas entre familia, centro y usuario/a, promoviendo su calidad de vida y ofreciéndole soluciones integrales y personalizadas a sus problemas de forma coordinada.
Esta continuidad en los cuidados incide en el bienestar familiar, reduciendo la sobrecarga familiar y evitando o retrasando un ingreso institucional, pudiendo disfrutar del acompañamiento y cuidar de su familiar en casa.
El proyecto pretende acompañar en los proyectos de vida de las personas usuarias del centro cuando expresan el deseo de poder visitar a amigos/as, familiares, vecinos/as, compañeros/as de trabajo, etc. En definitiva, tener contacto con esas personas que son significativas en su historia de vida y ahora no pueden mantener el contacto al no poder hacerlo por sí mismo/a, ya sea por dificultades en la movilidad, accesibilidad, falta de apoyos, etc.
El proyecto pretende acompañar a compañeros/as, profesionales que han estado a su lado y sus familiares en la despedida de un compañero/a.
El jardín de los recuerdos no sólo habla de acompañar en la despedida, sino también de dejar huella en el centro, el lugar donde hemos compartido la última etapa de la persona que fallece. Es una bonita forma de recordar a todas las personas que han aportado vivencias y recuerdos a la vida del centro.
El proyecto consiste en sesiones mensuales donde se plantean temas sobre la atención a mayores mientras se toman un café en un ambiente cercano y confortable. En el 2018 se amplía a las familias cuidadoras del SAD, cualquier persona cuidadora y profesionales, generando un espacio de convivencia e intercambio de experiencias y conocimientos.
La formación ofrece conocimientos teóricos (alimentación, ayudas técnicas, farmacología, legalidad…) a la vez que conocer recursos comunitarios (asociaciones, residencias, servicios públicos…) para el fomento de la autonomía e independencia.
Recordar que los momentos felices en nuestras vidas nos hacen sentir dichosos. Todo lo que las personas oímos, vemos y sentimos se convierte en “nuestra” única verdad personal; por lo que entendemos que ninguna “verdad” es igual para todas/os.
Por ello, a partir de la reminiscencia y excursiones, se pretende “recolocar” a la persona en el presente a través de vivencias anteriores. A través de la experiencia se descubre que las vivencias de cada una/o son únicas e individuales, y rara vez colectivas. Sus “momentos” son personales y únicos, independientemente de su trascendencia, al contrario de lo que podríamos pensar (bodas, nacimientos, etc.).
“La cena es cosa nuestra” es un proyecto encaminado hacia un modelo de autonomía personal centrada en la toma de decisiones y participación activa de las personas usuarias con discapacidad intelectual, quienes elaboran de lunes a jueves en el taller de cocina del servicio ocupacional las cenas que van a tomar en base a un menú sano y equilibrado, teniendo en cuenta sus necesidades individuales, sus gustos y sus preferencias.
Con este proyecto se busca mejorar la Calidad de Vida de estas las personas usuarias así como la de las personas que les cuidan a partir del aumento de la satisfacción en torno a la alimentación y el funcionamiento del servicio.
El taller “Expresión Emocional”, es una forma de comunicación significativa que sigue las pautas y valores del Modelo de Atención Centrada en la Persona. Realizada un día a la semana donde se comparte a través de la introducción de un tema las vivencias personales y la sapiencia que ofrece el haber vivido la vida.
La simetría entre el conocimiento por parte de los/las profesionales se entrelaza con los conocimientos adquiridos a través de la experiencia de los/las residentes.