La pandemia de COVID-19 ha tenido efectos devastadores sobre las personas mayores que viven en residencias. En España aproximadamente el 3% de los casos y el 40% de los fallecimientos han sido en este grupo de población, en el que además han aumentado los síndromes geriátricos y los problemas psicosociales, y se han vulnerado derechos fundamentales, como consecuencia de las medidas para el control de la crisis. En este artículo se describen factores estructurales de las residencias y de su relación con los servicios sanitarios públicos que han tenido un papel importante en el impacto de la pandemia en estos entornos. Se presentan modelos alternativos a las residencias tradicionales y a la manera habitual de relación con el sistema público de salud, que unen a otras ventajas la de haber mostrado capacidades excelentes para proteger de la COVID-19 a las personas mayores que viven en estos centros. Entre estos modelos destacan diferentes tipos de viviendas de grupo, modalidades de coordinación sociosanitaria basadas en la gestión de casos y en la dotación de profesionales sanitarios desde el sistema de salud. Se proponen estas experiencias de éxito como elementos a considerar en el cambio de modelo sociosanitario (integrado y centrado en las personas) que ha comenzado a desarrollarse en algunas comunidades autónomas.
Las rutas son un conjunto de consideraciones, acciones y elementos, refrendados por el conocimiento existente y validados por la experiencia aplicada, sobre contenidos clave de este enfoque para hacerlo efectivo en los centros y servicios.
Pretenden facilitar de una forma flexible itinerarios de progreso. Su finalidad es orientar a los centros, servicios y equipos en el camino hacia una atención centrada en las personas, respetando una estrategia propia y apoyando que las diversas trayectorias tengan la necesaria globalidad y la clara orientación que debe caracterizar el avance en este enfoque de atención.
¿Por qué una ruta de Buen Trato?
El Buen Trato es una cuestión nuclear para una atención centrada en las personas, algo que se tiene claro cuando se entiende que cuidar significa acompañar vidas que merezcan la pena ser vividas, siendo, el cuidado, mucho más que un conjunto de tareas procedimentales.
Esta ruta basa sus recomendaciones en las consideraciones básicas para hablar de Buen Trato en los cuidados de larga duración:
• El buen trato parte del reconocimiento de la dignidad de toda persona.
• Cuidar es acompañar vidas. El cuidado es una oportunidad para facilitar una buena vida, una vida con sentido.
• El buen trato implica atención integral y siempre personalizada.
• El buen trato conlleva proteger a la persona equilibrando objetivos de seguridad con bienestar.
• El buen trato solo se consigue cuidando las relaciones entre las
• personas que participan en el cuidado
Es necesario concretar en qué consiste en Buen Trato y cómo se desarrolla el buen trato cuando cuidamos a personas en la atención cotidiana, y, por otro lado, es necesario tener muy presente que el cuidado se sustenta en marcos relacionales donde profesionales y familias somos quienes generamos los entornos que facilitan el respeto a la dignidad y la promoción de la autonomía.
“El buen trato solo es posible en los entornos donde las personas, todas, se tratan bien”
Existe una gran inquietud en el sector de los servicios sociales y sanitarios sobre los modelos de atención vigentes, las críticas que desde la evidencia científica se han señalado y la necesidad de avanzar en una transformación del mismo. Este cambio señala hacia uno que atienda de manera integral e integrada a las personas que lo necesitan, y que lo haga, además, con el eje puesto en sus intereses, derechos y preferencias, tal como se propone por los grandes Organismos Internacionales y se viene implementando en los países más avanzados en políticas sociales del mundo.
Todavía persisten determinadas resistencias al cambio que se defienden desde planteamientos erróneos y se repiten sin fundamento sobre lo que este cambio significa y que constituyen un conjunto de mitos que intentan frenar el proceso de transformación emprendido. Sin duda, ello es debido a que por ciertos agentes no acaban de comprenderse las bases científicas, los elementos y metodologías que son inherentes al nuevo modelo, ni conocerse los beneficios que la comunidad científica viene publicando sobre lo que aporta esta nueva manera de afrontar los cuidados y apoyos que una parte de la población necesita.
En consecuencia, y desde la convicción de que los mitos como mejor se combaten es con conocimiento, por parte de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de Castilla y León, junto con la Fundación Pilares para la Autonomía Personal, se acordó reunir a un grupo de reconocidas personas expertas en el ámbito de la atención gerontológica, de los Servicios Sociales y de la Ética e invitarles a reflexionar y compartir argumentos que ayuden a rechazar,
por falsos, algunos mitos que aún se resisten a desaparecer.
Si la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedades, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, (OMS), quienes trabajan con personas en situación de dependencia no pueden actuar incidiendo sólo en uno de los tres aspectos señalados por la OMS. El bienestar y la calidad de vida de estas personas va a depender tanto del cuidado de la salud física y psíquica como de su presencia activa en la vida comunitaria. En definitiva, se trata de cambiar el enfoque centrado en el servicio que se presta y ponerlo en la propia persona atendida, teniendo en cuenta su biografía, sus vínculos emocionales y sus proyectos personales. La coordinación de los servicios sanitarios y sociales es una oportunidad para hacer realidad el modelo de Atención Integral Centrada en la Persona.
La pandemia provocada por la COVID-19 ha causado un cambio radical en la vida de las personas. El distanciamiento social o la reducción de la actividad física entre otras consecuencias, han afectado especialmente a las personas mayores, un grupo particularmente vulnerable, y entre ellos, a. las que viven en residencias. Estos cambios, junto a la conciencia de esta vulnerabilidad se relacionan con ansiedad, depresión y síntomas psiquiátricos, en muchos casos. Por tanto, esta investigación se propone analizar los efectos de la COVID-19 en variables cognitivas, funcionales y emocionales en un grupo de personas mayores que viven en residencias. Para dar respuesta a este objetivo, se contó con una muestra de un total de 90 personas mayores institucionalizadas con una media de edad de 85,6 (DT= 7,23), siendo mujeres (78,9%). Los instrumentos utilizados fueron: para el estado cognitivo, Mini-Examen Cognoscitivo de Lobo, MEC; para el estado funcional, Índice de Barthel y Test de evaluación de la marcha y el equilibrio de Tinetti. La parte emocional se valoró con la escala Goldberg de ansiedad y depresión. Todos las personas respondieron a los cuestionarios en dos tiempos: 6 meses antes de que se decretara el estado de alarma en España debido a la situación COVID (11.3.2020) y tras la finalización del mismo (21.6.2020). Se realizó una prueba t para muestras emparejadas que mostró diferencias significativas en el MEC (t(89) = 11,40; p < 0,000); el índice de Barthel (t(89) = 2,90; p < 0,005); el test de Tinetti (t(89) = 5,22; p < 0,000); y en la escala de Goldberg tanto en la subescala de ansiedad (t(89) = -8,54; p <0,000) como en la de depresión (t(89) = -4,39; p < 0,000). Estos resultados nos indican que el aislamiento, la ausencia de relaciones y la ausencia de actividades (terapéutica y sociales) ha generado un empeoramiento de las capacidades cognitivas, funcionales y emocionales de las personas mayores evaluadas. Concretamente, se han encontrado mayores niveles de deterioro cognitivo, mayor dependencia funcional, ha empeorado el equilibrio y la estabilidad en la marcha, un aumento de síntomas depresivos, de ansiedad y otros síntomas psiquiátricos. La mayor fragilidad y la dependencia de otras personas para la realización de las actividades de la vida diaria hace que las personas mayores que viven en residencias sean aún más vulnerables a los efectos adversos de la COVID-19.
El propósito de esta revisión es conocer y resumir la evidencia sobre la efectividad de la Terapia de Reminiscencia en diferentes variables adaptativas, publicada en revistas científicas en los últimos 5 años. Método.
La búsqueda de información relevante se realizó a partir de las bases de datos Web of Science, Current Contents Connect, Derwent Innovations Index, KCI-Korean Journal Database, Medline y Russina Science Index, y Google Scholar. Tras una primera búsqueda de 1689 estudios, se revisan finalmente 13 estudios que seguían los criterios de diseño marcados por los investigadores. Resultados. Los resultados nos muestran que la mayor parte de las investigaciones se realizan en comunidad. Las variables más contempladas son la calidad de vida y el bienestar psicológico. Además, la Terapia de Reminiscencia conecta las experiencias pasadas de las personas mayores, permitiéndoles relatar y compartir sus historias de vida, obtener apoyo emocional y aliviar las emociones negativas, la depresión y la soledad. Conclusiones. Las funciones de la Reminiscencia son relevantes en la vejez. Este trabajo podría ser relevante para motivar la investigación y la intervención sobre el tema de la Reminiscencia y sus beneficios potenciales al mejorar la ansiedad, síntomas depresivos, habilidades cognitivas, bienestar psicológico, satisfacción vital, calidad de vida, compromiso social, capacidad adaptativa, resiliencia, y significado de vida, favoreciendo la integridad y obteniéndose, además, beneficios positivos para la salud en personas mayores.
Este trabajo destaca la importancia de la protección social de la dependencia. Analiza la naturaleza, desarrollo, impactos y limitaciones de los sistemas europeos de Cuidados de Larga Duración (CLD). A continuación, se analiza el desarrollo del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) de España a lo largo de diez años (2009-2018), considerando el sistema de gobernanza, la estructura de las prestaciones y su sostenibilidad financiera. Finaliza el trabajo destacando los retos de futuro del SAAD en base a un modelo centrado en la persona dependiente orientado a mejorar la acción protectora con especial referencia a la atención domiciliaria y comunitaria y, por último, comprometido con la reducción de los desequilibrios territoriales.
Esta obra aborda los derechos de las personas con discapacidad aportando un enfoque novedoso que justifica metodológicamente la existencia de un Derecho de la Discapacidad como rama específica del Derecho, y desgrana un amplio repertorio de contenidos materiales que componen la protección de las personas con discapacidad en nuestro ordenamiento jurídico.
Los centros residenciales del IASS elaboran el primer Marco y Modelo de Atención, publicado en 2018. El modelo de atención centrado en la persona se desarrolla y se afianza en los servicios sociales públicos como hilo conductor de todos ellos. El modelo promueve la participación de todos los actores en el diseño y evolución de los servicios.
La aplicación de estos principios se plasma, en este caso, en la elaboración de un marco teórico de referencia común que encauce las actuaciones de todos los equipos técnicos, compartido y consensuado. Es el primer paso al que continuarán el diseño de procesos, el desarrollo de protocolos de actuación y la sistematización del trabajo. El desarrollo de esta cultura de revisión y calidad constante debe ser compatible con la participación de las personas usuarias de los servicios que guiarán, con sus preferencias y de- seos, el mejor camino para alcanzar los objetivos para los que se han creado.
El presente artículo analiza los resultados de un proyecto para promover la participación comunitaria en el diseño de los procesos de cuidados desde el modelo de atención integral y centrado en la persona (MAICP), desarrollado en cuatro municipios de la Comunidad Valenciana. La metodología implementada se fundamenta en la investigación acción participativa, trabajando en un diseño de planificación participativa que permita recoger las inquietudes ciudadanas sobre cuidados, y al mismo tiempo sirva para aportar alternativas que den respuesta a los problemas identificados. A partir de la revisión teórica y la elección de tres ejes: cuidados, intergeneracionalidad y fortaleza comunitaria, se aborda la realización de un diagnóstico participativo de carácter cualitativo y exploratorio, utilizando técnicas de construcción grupal de información desde la aplicación de flujogramas, promoviendo el protagonismo de las personas para producir información válida a través de su participación en talleres. Los resultados permiten perfilar como problemas centrales la inadecuación de los servicios de cuidados, destacándose la importancia de la intergeneracionalidad y la necesidad de fortalecer el capital social comunitario